Muchas veces los dentistas están
tan imbuidos en su rutina diaria, que no se detienen a apreciar las señales
que muchos de sus pacientes les enviamos.
Digámoslo claramente: somos
muchos los que sufrimos ante la sola idea de ir al dentista, es que creo que a
nadie le agrada la idea de estar media hora echado con la boca abierta siendo
invadidos en nuestra privacidad con espejos, piezas de alta velocidad que
atormentan y nos tienen tensos pensando ¿en que momento este doctor perderá el
pulso y nos clavará esta cosa?, haciéndonos escupir cada cierto tiempo y
sentir cómo la saliva se va acumulando en nuestra boca sin poder evitarlo,
mientras una cañita va absorbiendo nuestra saliva con un sonido súper
desagradable.
Es hasta una incomodidad total
el simple hecho de que otra persona este examinándonos los dientes con el ceño
fruncido, algo que ni nuestra pareja hace, ¿y si están muy amarillos? ¿y si no
me cepille bien hoy? (podría encontrar un pedazo de comida entre los
dientes... ¡que vergüenza!).
Si, señores dentistas, por más
necesaria y vital que sea para nuestra salud el ir a visitarlos nosotros
sufrimos. Por eso, como paciente desde aquí les sugiero que apliquen la
empatía. Me imagino que por el hecho de ser dentistas ya deben de estar tan
familiarizados con los instrumentos y todo el tema que realmente para ustedes
no es ninguna novedad, por eso les pido un poco de comprensión: Observen a su
paciente, convérsenle, hagan que confíe en ustedes, que se sienta seguro de
que no saldrá herido, no le mientan diciendo "esto no duele", explíquenle qué
es lo que van a hacer y por qué es necesario que se haga. Una cámara intraoral
sería de gran ayuda en esta tarea.
Me imagino que ya lo han
escuchado muchas veces antes, pero aunque suene obvio, la rutina muchas veces
nos hace olvidar las cosas simples de la vida.
Por ejemplo, podrían sugerir al
paciente que traiga un walkman o discman, para disimular el sonido tan
desagradable de las turbinas o mejor aún, inviertan ustedes mismos y marquen
la diferencia con sus colegas. Otros dispositivos electrónicos, como los
videojuegos o los lentes de realidad virtual.
También les sugiero una sala de
espera amigable, con música de fondo agradable, colores claros en la
decoración. Por favor, nada muy fuerte. De preferencia usen tonos blancos,
azules y verdes. Estos colores incitan a la calma y a relajarse, una planta no
estaría de más.
Es vital el tener variedad de
revistas para leer y sobretodo material informativo, siempre es bueno
“culturizar” a los pacientes en estos temas, acerca de la importancia de ir
cada 6 meses al dentista ya que hoy yo aprendí que la prevención es lo mejor
para evitar el dolor.
Seamos pacientes con los
pacientes tímidos, recuerden que muchas veces no preguntamos por miedo a
obtener una respuesta desagradable y al dejar la consulta, nos vamos con
muchas inquietudes y preocupaciones. Es su deber fomentar el diálogo, ya que
en este tipo de relación intima es vital que aunque suene a cliché, sintamos
que el dentista es nuestro amigo.
E Belaunde G. Miedo al
dentista. Odontología
Ejercicio Profesional 2004;5(11): http://www.odontomarketing.com
(10.11.2004)